Quizás nunca te has dedicado a
pensar en serio en construir un proyecto familiar. Es muy probable que hayas
asumido la construcción de una familia sin pensar en muchas de estas cosas. ¡No,
no te sientas mal por ello! A muchos nos ha pasado lo mismo, hasta que la
propia vida y las circunstancias nos han hecho detenernos, pensar en ello, activar
nuestros pensamientos y comenzar a reformularnos nuevos propósitos con respecto
a la familia que queremos y qué quieres lograr para y por tus hijos.
Hacer un proyecto familiar es
pensar en un conjunto de posibilidades que dan la pauta a la apertura de nuevos
caminos, situaciones y alternativas, que te lleven al crecimiento de la familia
como núcleo fundamental, pero al mismo tiempo abriendo un sinnúmero de
posibilidades para el crecimiento personal de cada uno de los miembros. Por eso
no es solo un proyecto personal, sino es un proyecto que va pensado también en
los otros, tu pareja, tus hijos, la familia que has ido creando. Por eso es dinámico,
en crecimiento y transformación constante, y cada día se mejora y se reinventa
y seguramente será el proyecto mas importante de tu vida, porque entre sus
objetivos está su trascendencia.
Por eso pienso que no es nada raro y tiene sentido que
frecuentemente hoy escuchemos hablar acerca de la realización de
un Proyecto de Familia. Pero qué es en realidad un proyecto de familia. Como su
nombre señala es una proyección a futuro, que se anticipa en un plan y se va
construyendo poco a poco. Es proyectar un conjunto de posibilidades de para el desarrollo
cognitivo y socioemocional de sus miembros y poner a su disposición una serie
de recursos para el crecimiento personal de cada uno. Toma en cuenta la madurez del presente y al
mismo tiempo apunta hacia el futuro, estableciendo metas y un nuevo horizonte a
donde conducir a la familia en desarrollo. Por eso es muy importante tener una
visión amplia acerca de la familia que construyes, que vaya más allá de lo
básico, de lo ya estipulado, una visión que le permita ser diferente y
sobresalir, que le permita llegar lejos y para ello es importante poner a la
familia como centro. Es el diseño
de un futuro que se considera óptimo y viable para toda la familia.
Pero es importante no perder la perspectiva y tener claro que no basta,
ni mucho menos, con tener un proyecto de familia que sea simplemente eso, una
idea, un sueño, una visualización de futuro, como si pensáramos que las cosas
van a suceder por sí solas por el hecho de desearlas. Falla lo más importante
del proyecto, la planificación y la ejecución, cómo lo llevo a cabo, cómo se
realiza esa construcción que debe aunar lo personal y lo colectivo y que no
debe perder de vista que lo que hagamos hoy determinará lo que seremos y lograremos
mañana.
¿Pero…qué se requiere? Lo más importante tener una clara visión de cuáles
deben ser los objetivos que como familia quieren lograr y ajustar acertadamente
estos objetivos a las características y posibilidades de cada uno de los
miembros y a las condiciones concretas en las que la familia se desarrolla. Pero
además, considerar que este proyecto de familia no es independiente de lo que
ocurre en el entorno, ni excluye a las personas con las que se interactúan, por
lo que es al mismo tiempo familiar y social.
Un gran proyecto de vida de familia inicia con pequeñas acciones que
poco a poco se van haciendo grandes, como grandes llegarán a ser sus objetivos.
Así para que construir un proyecto de vida familiar es necesario:
- Claros objetivos por alcanzar, qué tipo de familia quiero ser, que cualidades quiero desarrollar como padres y cuáles quiero lograr en mis hijos para que sean personas de bien en el futuro, tengan buenas cualidades como personas y participen de manera activa en la sociedad donde se desarrollan.
- Que cada uno sea consciente de su rol y su papel.
- Tener claridad sobre lo que conviene en el presente y futuro tanto de los padres como de los hijos.
- Proyectar búsquedas comunes y proyectos claros.
- Identificar fortalezas y debilidades, cuáles son sus gustos y preferencias, como se gestionan las emociones y considerar todas las posibilidades y amenazas que intervienen en el desarrollo de todos desde su individualidad.
- Construir relaciones de confianza entre los miembros de la familia, saber escucharse, establecer tiempos de calidad en la familia y alcanzar una comunicación libre y afectiva entre todos.
- Tener en cuenta los medios y recursos con los que contamos para que el proyecto sea posible. Apostar a lo que permanece, no a lo pasajero y superficial. Tener en cuenta que lo material es importante pero nunca más importante de ser una buena persona.
- La formación de los hijos debe estar en el seno del hogar, esta no se delega y son los padres los encargados de enseñarle todo lo importante de la vida, pero al mismo tiempo debemos hacer partícipes a los hijos del proyecto familiar porque es su futuro y ellos deben sentirse comprometidos con el mismo.
- Es importante también proporcionar la estructura y el ambiente familiar adecuado. No hacer como padres lo que los hijos deben hacer, respeten el rol y apuesten por la individualidad y la independencia.
- Tener en cuenta que los acuerdos en familia no son negociables, afectan a todos y deben ser lo suficientemente claros para que ayuden a la correcta proyección de la conducta.
- Establecer que hay derechos, pero especialmente todos tienen deberes y responsabilidad en la familia y en la sociedad donde se desenvuelven.
Llegado este momento, no
solo es importante reconocer con qué contamos, o sea cuáles son nuestras
fortalezas, las que nos van a facilitar la consecución de nuestras metas, sino
que también es importante prever las dificultades que podrían interferir en este
proceso de mejora, con la finalidad de estar preparados para minimizarlas. Lo que se consiga en el futuro dependerá en gran medida de lo
que se haga en el presente. En ese sentido, cada miembro de la familia debe
responder a la pregunta: ¿A qué me comprometo yo?. Así, cada uno se hará
corresponsable de los éxitos o fracasos.