jueves, 16 de abril de 2020

Reflexión... Los modos de pensar son poderosos.

Tratando de rescatar las ideas que ya había escrito en mi antiguo Blog Hiperactivos, he encontrado este post que a continuación les transcribo. Fue uno de los primeros que escribí (mayo del 2009) y acababa de llegar de una de las conferencias de CHADD, con la sensibilidad a flor de piel y con mi cabeza llena de conocimientos y experiencias extraordinarias acerca del trabajo con niños con TDAH. 

Los modos de pensar son poderosos.


Los modos de pensar de cada uno de nosotros, constituyen las suposiciones e ideas que tenemos acerca de las cosas y constituyen herramientas poderosas para enfrentar las distintas situaciones que la vida nos plantea. Creo que todos nosotros, padres, maestros, psicólogos y pacientes, de diferentes maneras estamos convencidos que esto es una verdad con pocas probabilidades de ser discutida.

Sin embargo me impactó sensiblemente una conferencia que escuché a Robert Brooks PhD, Psicólogo Clínico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, acerca de la influencia de los modos de pensar en los niños y adolescentes con TDAH. Voy a tratar de señalar brevemente cuáles fueron las ideas fundamentales que durante tres horas el trató de explicarnos.

Nuestros modos de pensar son muy poderosos y pueden influir en la determinación del trabajo que realizamos con los niños que atendemos y en su conducta. Los niños y adolescentes con TDAH a pesar de la vulnerabilidad propia del trastorno, pueden desarrollar ciertas resistencias para enfrentar las contingencias que el ser una persona con TDAH les impone y esto es muy importante para su salud mental y su bienestar.

¿Qué características debe tener la intervención para que cree resistencia en los niños?

· Los niños pueden ser resistentes si tienen una persona que crea en ellos, si existe un adulto carismático en su vida. Para ser un “adulto carismático”, debemos tomar la decisión de estar al lado del niño sin condición, tocar el corazón y la mente de los niños sin esperar nada a cambio. Hay que ponerse en el lugar del niño y ver el mundo desde su perspectiva, solo así podemos comprender por lo que está pasando, comunicarnos con ellos y acompañarlos.

· Hay que enseñar a los niños a resolver problemas y tomar decisiones, sin enojarnos. Todos los niños, hasta los más pequeños pueden resolver problemas y tomar decisiones, pero a los niños con TDAH esto se les hace muy difícil por la impulsividad. Hay que pensar en las alternativas para poder enseñarlos a enfrentar y solucionar los diferentes problemas que enfrentan como consecuencia del trastorno y que si no logran hacerlo esto puede traerles muchas frustraciones y sentirse muy abrumados.

· Es importante identificar sus ”Islas de Competencias”, sus áreas de fortalezas. Pregúntenle qué es lo que ellos saben hacer bien. Nunca podrán trabajar para resolver sus dificultades sin conocer para qué son buenos. Y lo que es más importante hay que reforzar esta idea ante la comunidad, los compañeros de clase, los hermanos, el resto de la familia, los amigos. El trabajo de ayuda e intervención con ellos se deberá centrar en las fortalezas para a partir de ellas influir y modificar las debilidades.

· Los niños y adolescentes con TDAH saben que ellos tienen fortalezas, lo importante es no ser compasivos y demostrarles que ellos pueden hacer una diferencia en el mundo. Por lo general son muy creativos y suelen estar dispuestos a ayudar y esta disposición hay que aprovecharla. Hay momentos en que el utilizar con ellos las palabras mágicas “NECESITO TU AYUDA” pueden hacer la diferencia, pedirles que ayuden en una labor en la escuela, en la comunidad, formar “Comité de Expertos” para algo, esto puede hacer la diferencia y darle un sentido diferente a su vida.

· Los niños con resistencia pueden desarrollar autodisciplina y autocontrol. Ellos viven el aquí y el ahora cada día y no pueden ver metas ni objetivos a largo plazo. Necesitan que se les recuerden las reglas y que la repitamos una y otra vez y todas las veces que sean necesarias sin enojarnos, Necesitan que se les anticipen las consecuencias, saber de antemano qué puede pasar si no cumplen con una regla, pero mucho más importante es que ellos participen en el establecimiento de reglas y consecuencias y acuerden con ustedes cómo recordarlas.

¿Por qué es importante desarrollar resistencias en los niños con TDAH?. 

Porque ellos han tenido muchas experiencias de fracasos y ellos sienten dolor y prefieren mostrar que son traviesos antes de aparecer como tontos. Es importante que entendamos que el temor a cometer un error es un impedimento importante para aprender y los maestros y los padres son los primeros que tienen que considerar esto y preguntarse acerca de qué deben hacer para no minimizar a los niños.

Debemos desarrollar en los niños un modo de pensar resistente al estrés que le provoca el no poder poner atención, el no poder pensar de manera organizada, el tener dificultades para regular su conducta., el tener miedo a fracasar. Cuando le quitamos a los niños el miedo al fracaso, ellos se sienten seguros en el salón de clases y aprenden y se comportan de manera diferente.

Pero también los padres y los maestros, deben desarrollar un modo de pensar resistente al estrés, ya que si están estresados no pueden ayudar a los niños. El trabajar y ayudar a los niños con TDAH constituye un desafío, no un problema. Requiere que pensemos más allá de lo común y cotidiano y cuando veamos que algo no esté funcionando, no sigamos repitiendo y no sigamos haciendo cada día lo mismo. Las personas se estresan más cuando están enfocadas en algo sobre lo que no tienen control y esperan que otros cambien, primero.

Las claves para trabajar con los niños con TDA-H se resumen en estas palabras:
Comprender el problema, acompañar, no agotar las opciones y crear resistencias.

Mi hijo tiene TDA-H. Aceptando el diagnóstico.

La negación es un sentimiento común al tener que afrontar cualquier problema médico. En ocasiones resulta más fácil negar este, que asumir que hay algo que es necesario atender. Negar el diagnóstico es peor que aceptar que existe, la condición no va a desaparecer por ello y es más probable que con el paso del tiempo sin atención, se agrave.

Sabemos lo que significan los hijos para sus padres, desarrollan en ellos expectativas propias acerca de cosas logradas a lo largo de su vida y al mismo tiempo proyectan ideales no alcanzados por ellos mismos. Estas expectativas sufren casi inevitablemente alguna modificación cuando deben afrontar el diagnóstico, porque en la crisis emocional que sobreviene al momento que se le comunica acerca de la condición del hijo, el elemento crucial no es el trastorno mismo, sino el derrumbe de las expectativas paternas.

Los padres de los niños con TDAH no están muy alejados de esta realidad y frecuentemente la negación de la existencia del trastorno suele ser una de las causas entre otras, de la atención tardía al mismo y del recrudecimiento de los síntomas con su correspondiente impacto sobre los niños y adolescentes afectados  y sus entornos de relación.

Con mucha frecuencia llegan a la consulta de Psicología, muchos niños con remisiones de diagnóstico de TDAH realizadas en diferentes momentos de la vida, sin haber recibido una atención médica y psicológica o con mucha inestabilidad en los tiempos de tratamiento. Los padres refieren en ocasiones que el diagnóstico para ellos no fue muy confiable por diferentes causas y en otras que realmente no consideraron oportuna la intervención. También resulta algo muy común que al preguntarles desde cuando están apareciendo las conductas que hoy lo llevan a la consulta, respondan que desde siempre, argumentando su aparición desde la edad preescolar. Más frecuente aún es la respuesta ante la pregunta por qué esperaron tanto para acudir por ayuda y señalan, es que según sus abuelos nosotros éramos  igual a él. La realidad es que estas y otras respuestas son evidencias de los temores de los padres al tener que afrontar el diagnóstico.

Los padres de los niños con TDAH suelen pasar por los pasos siguientes antes de asumir finalmente el diagnóstico: Conmoción, que aparece en forma de respuestas emocionales muy diversas, llanto, silencio profundo, incredulidad, búsqueda de culpables; rechazo, en forma de una respuesta negativa a aceptar la verdad, negar que existe el impedimento o una tendencia a minimizar los efectos de éste en el desarrollo del niño; depresión, cuando  comienzan a asimilar la condición de su hijo y a cambiar sus expectativas y se centran principalmente en los déficits del niño,visualizando un futuro pesimista; aceptación, que hace referencia al hecho de que los padres no sienten ya la necesidad de defenderse de la realidad y de su experiencia de dolor, sino comienzan a buscar ayuda para revertir el impacto de los síntomas.

También es importante considerar otros factores, que influencian sus respuestas frente al problema de los hijos: qué tan grave es el problema, cómo influye la edad y el momento en que se está haciendo el diagnóstico, el aspecto económico, el tiempo que deberán dedicarle, su capacidad para controlar y cambiar lo que está sucediendo, el mito de la cura. Y mientras todo esto pasa, el tiempo sigue siendo un enemigo implacable que impide que la ayuda acuda para mejorar la  calidad de vida del que padece el trastorno, su familia y sus entornos de relación.

Para los padres nunca es fácil enterarse que su hijo sufre TDAH. Es importante que los padres que se enfrentan a un diagnóstico de TDAH, conozcan la cadena de reacciones que el saber que su hijo tiene el trastorno puede generar sobre ellos, ya que éstas pueden dar lugar a conductas paternas ansiosas o agresivas que resultan muy perjudiciales para el niño, o a no asumir el diagnóstico y no hacer nada para ayudar a su hijo a salir adelante. Negar los síntomas del TDAH, no protege al niño de las dificultades en la escuela, el rechazo social y los problemas de conducta, solo le impide recibir la ayuda adecuada.

Quizás los padres experimenten el estigma o la vergüenza relacionados con el diagnóstico.  Es importante que entiendan que no es su culpa que tenga TDAH, no se debe a ningún error que hayan cometido y no es un castigo. Si bien es cierto que no pueden controlar el hecho de que tiene TDAH, sí pueden controlar la manera como se manifiestan los síntomas y cuáles son las ayudas que su hijo necesita. Seguir un plan de tratamiento multimodal  es clave para disminuir los síntomas y alcanzar el éxito. Podrían sentir que la familia y amigos no entienden de qué se trata el trastorno. Pueden elegir a quién le comparten sus sentimientos y preocupaciones y podrían sorprenderse porque pueden llegar a ser una excelente fuente de apoyo y así darse cuenta que no están solos para nada y no tienen que enfrentarse solos a los retos que tener un hijo con TDA-H conllevan.

Asumir el diagnóstico de su hijo les permitirá sentirse menos solos y podrán reflexionar sobre las causas y consecuencias de su comportamiento. A su vez, les será más fácil aliviar su ansiedad y encauzar sus esfuerzos hacia la búsqueda de la mejor forma de educar y comportarse con su hijo.

Todos los padres se preguntan cómo serán sus hijos cuando crezcas y hacen todo lo posible para que desarrollen su potencial. Esto no difiere en el caso de los niños con TDAH.
La familia cumple un rol decisivo a la hora de diseñar formas de vivir, de lograr éxitos o sufrir fracasos, avanzar o desviarse del camino, desarrollar o inhibir el desarrollo. La familia y la escuela son los ámbitos que reciben el impacto cotidiano del TDAH y sus comportamientos sintomáticos y al mismo tiempo los principales entornos de ayuda.

Pero necesitamos convencer a todos los  implicados en la educación y la salud mental de los niños y adolescentes, de la indiscutible realidad del TDAH y de sus perjudiciales efectos sobre los individuos, su familia y la sociedad en general, cuando no reciben tratamiento.  Necesitamos también ayudarnos unos a otros, darnos apoyo afectivo y social, convencernos de que un método educativo diferente puede evitar la Inadaptación Escolar (fracaso escolar) y la Inadaptación Social (problemas de conducta).

La mejor vía para que un niño o adolescente con TDAH tenga un buen crecimiento personal, radica en que usted como padre, lo acepte tal cual es. Y para ello deberá trabajar una serie de necesidades, propias de toda persona con este trastorno. De esta forma se convertirá en un niño o adolescente con éxito escolar y social, tendrá un razonable número de amigos y se sentirá seguro de sí mismo.

Los padres deben convertirse en “expertos en TDAH”. Los padres deben formarse para poder reconocer los comportamientos propios del trastorno y aprender estrategias para controlar las conductas perturbadoras y potenciar las conductas adecuadas. Hay que conocer, aceptar y comprender al niño/adolescente y potenciar sus cualidades que son muchas, asegurando su equilibrio psicológico personal, para lo que debemos dar los apoyos necesarios.

Es necesario además informarse sobre el tratamiento farmacológico, la medicación puede ayudar a las personas afectadas y una buena información le ayudará a tomar la decisión de administrar los medicamentos si fueran necesarios así como a valorar su eficacia.

También resulta importante hacer las adaptaciones necesarias en casa, si es necesario reestructurando el ambiente y las rutinas familiares y mantener una relación adecuada y continua con la para valorar la eficacia del tratamiento, y solicitar las adaptaciones necesarias para que el niño o adolescente salga adelante. 

Es importante no olvidar que el trastorno tiene carácter crónico y que el TDAH es variable, por lo tanto habrá épocas buenas y malas. Por eso no se debe abandonar el tratamiento, se deberá revisar y ajustar a las necesidades de cada época. Es un trastorno que se manifiesta de diferente manera según la edad.

 La premisa: Conocer el problema. Acompañar. No agotar opciones. Crear resistencias.