(Este enlace se publicó por primera vez en el Blog Hiperactivos el 8 de febrero del 2010. Hoy tiene toda su vigencia)
Con frecuencia, cuando un niño es diagnosticado con el TDAH o cualquier otro trastorno del neurodesarrollo, la primera reacción de unos padres preocupados es, “¿Qué puedo hacer al respecto?”.
Como padre o madre, usted puede ayudar a crear ambientes en el hogar y en la escuela que mejoren las oportunidades de éxito para su hijo. Mientras más pronto atienda sus problemas, más probabilidad tendrá de prevenir los fracasos escolares y sociales y los problemas asociados tales como el fracaso escolar y la auto-estima empobrecida o la exclusión de los entornos sociales. La intervención temprana es la clave para obtener resultados positivos para su niño.
A continuación te ofrezco algunas de las estrategias que recomendamos a los padres de los niños que atendemos. Les plantearé primeramente aquellas que tienen que ver con la organización del ambiente en casa.
Mantenga su hogar organizado. Mientras más tenga su hogar programado y organizado, será mejor para su hijo. La rutina puede ayudarlo a aprehender el sentido de orden en su vida y la da seguridad, porque sabe siempre qué debe hacer en cada momento y qué sigue. Sea consistente con su rutina.
Simplifique su vida. Por favor, no trate de hacer todo, estar en todo, liderear todos los grupos. Reduzca el número de sus actividades. Su hijo necesita de su tiempo y atención más que otras personas. Pase más tiempo en casa con sus hijos y su familia.
Sea justo, firme y consistente con su disciplina. Asegúrese que su hijo sepa las reglas con anticipación. Revise éstas cuantas veces sea necesario. Sea firme, no recompense comportamientos inadecuados ignorándolos, sea justo con su hijo. Sea sabio al momento de disciplinar o de aplicar consecuencias. Que las consecuencias nunca esté determinadas por la magnitud de su enojo, sea objetivo.
Instruya durante las incompetencias, enséñele cómo hacer las correcciones. Los niños pueden saber la diferencia entre incompetencia y rebeldía. Cuando su hijo actúe de manera incompetente, enséñele cómo hacer las cosas bien y permita que las practique. La rebelión o el comportamiento retador, sin embargo, necesitan ser disciplinados. Sí, su hijo necesita saber quién está a cargo y esta persona tiene que ser usted, no él.
Evite que su hijo o usted lleguen a la fatiga. Todos nosotros nos volvemos irritables cuando nos cansamos. No planee demasiadas actividades en su día, para que éstas no los agoten a usted o a su hijo. Si esto sucede entonces será difícil sobrellevarlas, tanto para usted como para él. Recorte sus actividades, haga menos, no más, ahorre energía, vaya despacio.
Implique al niño en el establecimiento de reglas, regulaciones, limitaciones, esquemas, esparcimientos y otras actividades personales y familiares. Trabajen juntos y sean consistentes en lo acordado.
Dele responsabilidades familiares razonables y tareas en consonancia con sus aptitudes. Enséñele a realizarlas y luego alabe su cumplimiento.
Dígale al niño cuándo se porta mal y explíquele lo que usted siente acerca de su conducta; después estimule que ponga en práctica otras formas de conducta más aceptables y que las lleve a cabo en el futuro.
Insista en que el niño coopere socialmente jugando, ayudando y colaborando con otros en la familia y en la comunidad. Proporciónele oportunidades adecuadas para la participación social y elogie la conducta cooperativa.
Sea consistente. Como padres es preciso ser tan constructivamente estables en la propia conducta como sea posible bajo diversas circunstancias. Recordar que cada vez que usted cambia su reacción conductual ante el niño le confunde acerca de lo que usted espera o cómo desea que actúe.
Procure darle un lugar para trabajar o estudiar sin interferencias. Con regularidad ayúdelo a checar su escritorio o lugar de estudio, sus cuadernos, sus útiles en general. Enséñele cómo organizarlos. Estimúlelo cuando considere que ha hecho esfuerzos en este sentido.
Ayúdelo con claves para organizar sus pertenencias: colores, símbolos. Entrénelo en que debe haber un lugar para cada cosa y cada cosa debe estar en su lugar.
Póngale todos los recordatorios que necesite en diferentes lugares de la casa.
Simplifique las reglas de la casa. Explíquele lo que significa cada una y anótelas en una lista. Anote también lo que ocurrirá cuando las reglas se cumplan y cuando se rompan. Estos límites deberán ser comprensibles y sobre todo, inflexibles.
Trabaje la familia en equipo. Es necesario que diseñen juntos el programa y tengan un contacto directo con el niño durante su instrucción. Estén abiertos a probar nuevas cosas cuando algunas no funcionen. Piense que es posible que las cosas no funcionen bien a la primera. Acompáñelo en el proceso.
No se muestre derrotado, esté abierto a probar nuevas estrategias y tiempos. No haga juicios de valor desfavorables delante de su hijo con respecto a su conducta. Piense positivamente que no siempre todo sale bien a la primera.
Psicp. Nieves Herrera Conde.
Psicp. Nieves Herrera Conde.
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